“Lo que me consuela es que estoy empezando a considerar la locura como una enfermedad más, y la acepto como tal” Van Gogh (1889)
La problemática de las personas que sufren estos trastornos es múltiple y compleja. Muchas de estas problemáticas tienen un carácter eminentemente psicosocial y se derivan de los déficits y dificultades de funcionamiento que suelen afectar a las personas que sufren este tipo de trastornos y que interfieren en su nivel de autonomía e integración social.
Este contexto, propiciado por los procesos de reforma psiquiátrica y el consiguiente desarrollo de un modelo de atención comunitaria comprometido con el mantenimiento e integración del enfermo mental en la sociedad y la superación de la institucionalización, es el que da lugar al crecimiento y desarrollo del campo de la rehabilitación psicosocial.
Sólo en un modelo de atención comunitaria que se plantea no apartar al enfermo mental de la sociedad ni recluirlo en instituciones especiales adquieren pleno sentido y coherencia el concepto y el proceso de la rehabilitación.
Teniendo como marco este contexto, la rehabilitación psicosocial se desarrolla para enfrentarse a las discapacidades y dificultades psicosociales que caracterizan a la enfermedad mental crónica y ante las que los tratamientos psiquiátricos y psicofarmacológicos resultan insuficientes.
Ello hacía necesario desarrollar nuevas formas de intervención psicosocial que ayudaran a esta población a recuperar y compensar las capacidades y habilidades deterioradas y a optimizar su nivel de autonomía y funcionamiento psicosocial de modo que les permitiera alcanzar el mayor grado de integración y calidad de vida posible en cada caso.
La rehabilitación psicosocial tiene, pues, como meta global ayudar a las personas con discapacidades psiquiátricas a reintegrarse en la comunidad y a mejorar su funcionamiento psicosocial de modo que puedan mantenerse en su entrono social y familiar en unas condicionas lo más autónomas, normalizadas e independientes que sea posible. Para alcanzar este objetivo, la intervención se articula a través de un proceso individualizado que combina, por un lado, el entrenamiento y desarrollo de las habilidades y competencias que cada persona requiera para funcionar efectivamente en la comunidad, y por otro lado, actuaciones sobre el ambiente, que incluyen desde psicoeducación y asesoramiento a las familias hasta el desarrollo de soportes sociales destinados a ofrecer los apoyos necesarios para compensar o fortalecer el nivel de funcionamiento psicosocial e integración del enfermo mental crónico.
Los principios que toda práctica rehabilitadora debería basarse:
La rehabilitación psicosocial debe apoyarse en una concepción amplia y globalizadora de los Derechos Humanos, lo que implica el derecho a:
- Una vida cotidiana normal: vivir, estudiar, trabajar, vacaciones, etc Independencia familiar.
- Una posición económica que le posibilite un medio de vida.
- La rehabilitación debe promover la integración de cada persona en su comunidad natural: familia, amigos, barrio, ciudad, etc.
- La rehabilitación tiene como objetivo preparar a una persona para vivir en un entorno comunitario y para participar de ese entorno en la misma medida que el resto de las personas que viven en él.
- La rehabilitación psicosocial se basa, además, en el principio de autonomía e independencia.
- La rehabilitación se centra en la recuperación y/o adquisición de estas capacidades, que le permitirán ejercer el derecho a desenvolverse con mayor autonomía en un entorno concreto.
- La rehabilitación se orienta también en el principio de normalización, es decir, poner a disposición de todos los enfermos mentales unas condiciones y unas formas de vida que se aproximen lo más posible a las circunstancias y al estilo de vida vigentes en la sociedad, y mejorar o apoyar en la mayor medida posible:
– su conducta: habilidades, competencias, etc.
– apariencia: vestido, aseo, etc.
– experiencias: adaptación, sentimientos, etc.
– estatus y reputación: etiquetas, aptitudes de otros, etc.
- La rehabilitación toma como punto de partida el reconocimiento de que lo que define a un enfermo mental no es ese problema o diagnóstico, que puede hacer “muy parecidos” a todos los que lo sufren, sino el hecho de que es una persona, con capacidad, historia, características orgánicas y circunstancias sociales únicas.
Por ello, se fundamenta en el principio de individualización, entendiendo que el proceso es también único.
Así, la rehabilitación psicosocial se basa en una evaluación individualizada de características y necesidades, que abarque de un modo global todos los aspectos del sujeto y su entorno.
Camino a la definición….
“Conjunto de técnicas que intenta integrar una filosofía de atención y una metodología específica con el fin de ayudar a las personas que sufren una enfermedad mental a hacer el mejor uso de sus capacidades residuales con el fin de que funcione de la forma más óptima en su entorno y en un medio lo más normalizado posible”.
“La rehabilitación psicosocial es el proceso de ayudar a la persona discapacitada física o psiquiátricamente a hacer el mejor uso de sus capacidades residuales con el fin de conseguir funcionar óptimamente en un contexto social tan normalizado como sea posible” (Bennet,1978)
“Se define como aquel proceso cuya meta global es ayudar a las personas con discapacidades psiquiátricas a reintegrarse en la comunidad y a mejorar su funcionamiento psicosocial de modo que les permita mantenerse en su entorno social en unas condiciones lo más normalizadas e independientes que sea posible”.
“La rehabilitación psicosocial debe estar centrada en el paciente y sus campos de actuación deben de ser aquellos donde se desarrolla la vida, es decir: vivienda y alojamiento, empleo, contexto familiar y social”.
Del mismo modo el campo de actuación tiene que ser global eintegral, haciendo distinción entre los síntomas y el funcionamiento, esta distinción es esencial para comprender la naturaleza de la rehabilitación. En los estudios realizados por la OMS sobre el curso y pronóstico de la enfermedad mental, ha quedado demostrada la independencia entre funcionamiento y sintomatología. Un cambio en los últimos no conlleva necesariamente un cambio en lo primero.
Este nuevo modelo es muy diferente al tradicional “síntoma-tratamiento”, donde se asume que si se trata eficazmente la patología tanto física como psicológicamente tendrá un efecto generalizable en el comportamiento.
El nuevo modelo defiende que aunque debe haber un tratamiento eficaz de la patología, los problemas de funcionamiento merecen un tratamiento aparte. Además la rehabilitación se interesa por las personas que no mejoran. El reto de la rehabilitación es desarrollar creativamente apoyos a largo plazo que promuevan el funcionamiento social y al mismo tiempo ayuden a aceptar la posible existencia de dificultades incurables y cómo mantenerlos eficazmente.
Los profesionales de la rehabilitación se centran más en el tratamiento de las consecuencias de la enfermedad que en la enfermedad propiamente dicha.
La rehabilitación psicosocial confirma que la enfermedad mental causa no solamente deficiencias o síntomas sino que también origina discapacidades y minusvalías.
Lo que NO es rehabilitación:
- No equivale a la asistencia en el entorno comunitario: eso supone confundir el lugar con el programa.
- No es sinónimo de vuelta a la comunidad: la vuelta a la comunidad puede entenderse como un aumento de calidad vida, pero no es una intervención en sí misma.
- No es sinónimo de «disminución de control del usuario»: las restricciones de un ambiente determinado deben ser función de las características de ese ambiente como de las personas que funcionan en ellos.
- No se corresponde con la simple eliminación de síntomas o de conductas problemáticas de una persona. Tales mejorías no implican necesariamente una mejora de habilidades o de ajuste. La rehabilitación cambia de foco, desde la patología a las capacidades funcionales.
- No puede reducirse al simple entrenamiento de habilidades preestablecidas por los profesionales, si éste no parte de las necesidades individuales del usuario.
- Tampoco puede equipararse con el entrenamiento de habilidades de acuerdo a las normas y entornos de los profesionales, sin tener en cuenta el entorno del usuario.
- No puede ser sinónimo de entrenamiento de habilidades, si no va acompañado de un plan de generalización. Las habilidades no se generalizan de forma espontánea.
- La rehabilitación no sustituye al tratamiento psiquiátrico, complementa, distinguiéndose de él por sus objetivos y métodos.
- La capacidad de una persona en un tipo de ambiente puede predecir su capacidad para funcionar en otro ambiente distinto.
- Cualquier forma de intervención en la comunidad es mejor que cualquiera que se realice en el hospital. No es el lugar donde se realizan las actividades sino el tiempo que se mantienen los logros alcanzados, lo que determina el éxito.
- Lo fundamental para el buen desarrollo de la rehabilitación es un programa muy estructurado. Existen otras variables de importancia en el resultado final (número y cantidad de apoyos, etc.).
Características de la rehabilitación psicosocial
El objetivo: mejorar la calidad de vida de estos individuos, ayudándoles a asumir la responsabilidad de sus propias vidas y a actuar en comunidad tan activamente como sea posible y de manera independiente en su entorno social. Enfocado siempre a:
- mantener la mejoría sintomática durante todo el proceso.
- establecer o restablecer las capacidades de autonomía.
- ayudar al individuo a alcanzar una calidad de vida satisfactoria
¿Cómo?: Reforzando las habilidades del individuo y desarrollar losapoyos ambientales necesarios para mantenerse en su entorno.
¿Cuándo?: Después de haber logrado la estabilización de un episodio agudo o de una exacerbación de un trastorno psiquiátrico, cuya repercusión suele traducirse en una pérdida o disminución de la actividad social y de autonomía
¿Desde dónde?: Evaluando y variando las habilidades de las personas incapacitadas psicológicamente y/o evaluando y variando el apoyo de su medio ambiental inmediato, podrán ejecutar mejor las actividades necesarias para desempañar las funciones que hayan elegido.
Cuando no puede lograrse un restablecimiento pleno debido a la persistencia de déficits y sintomatología la rehabilitación debe dirigirse a ayudar al individuo a:
- Adquirir habilidades ocupacionales y de autonomía dotándole de medios compensatorios.
- Ajustar su nivel de funcionamiento a situaciones asequibles y
realistas.
Es vital que el individuo participe al máximo en la elección de objetivos y en el proceso de aprendizaje.
Por lo tanto, la rehabilitación integral incluye:
- Evaluación
- adiestramiento
- modificación del ambiente en aquellas áreas relevantes para la vida personal y comunitaria
- autocuidado (incluyendo medicación y automanejo de los
síntomas) - relaciones familiares
- ocupación y empleo
- manejo del dinero y compras
- alojamiento
- actividades de ocio
- transportes
- elección y utilización de servicios públicos.
El establecimiento de los objetivos concretos dentro de estas áreas genéricas debe realizarse con la participación activa del paciente, su familia y otras personas significativas. Esto permite que puedan evitarse las fantasías y objetivos irreales –aunque bienintencionados- de resolución pero que inclinarían al paciente a una recaída.
Por otra parte, los pacientes que sufren trastornos crónicos más incapacitantes (esquizofrenia o trastornos cerebrales orgánicos) pueden ser incapaces de restablecer las capacidades pérdidas o disminuidas. Es entonces cuando entornos y habilidades alternativas, como aprendizaje de trabajos protegidos o reaprender a vivir autónomamente, tienen un papel crucial en los esfuerzos rehabilitadores.
La evaluación de las capacidades y situación del individuo es importante a la hora de aceptar la incapacidad siendo preciso identificar nuevos y alcanzables objetivos.
Hay una idea principal a destacar: cuanto mayor es la mejoría en un paciente en el campo social y profesional por medio de la rehabilitación, más probable es que sus síntomas se contengan.
Metodología:
1. determinación de objetivos
2. priorización
3. graduación
4. evaluación periódica.
Debemos tener presente en relación a la frustración del profesional que el proceso y la intervención en rehabilitación debe considerarse un proceso de larga duración. Así pues, la evolución de una persona no discurre en forma lineal, sino con progresiones y regresiones respecto a una situación concreta.
La intervención no sólo se realiza sobre las habilidades de una persona, sino también sobre el medio específico en el que vive. Ambos trabajos deben ir en líneas paralelas no sólo disminuyendo dificultades sino potenciando las capacidades que se poseen.
El concepto de empoderamiento es esencial en el proceso de rehabilitación. Una actitud positiva acerca de las posibilidades y potencialidades de desarrollo, tanto por parte de los profesionales como por parte del propio sujeto y su entorno más cercano ayudará directamente al desarrollo de los objetivos establecidos.
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Miguel A. Rizaldos Lamoca