El Trastorno Disfórico Premenstrual es un trastorno que afecta a mujeres, el cual que se manifiesta con una cantidad de síntomas físicos y emocionales que aparecen días antes del período menstrual. Se identifica por una exacerbación patológica de los cambios somáticos y psíquicos que se presentan durante el ciclo menstrual.
El Trastorno Disfórico Premenstrual generalmente, producen comportamientos relacionados con la ansiedad, la irritabilidad y la depresión, que luego desaparecen progresivamente después que comienza el periodo. Los síntomas pueden afectar las relaciones y la capacidad para trabajar y realizar las actividades normales de la rutina diaria. Los síntomas del Trastorno Disfórico Premenstrual son más intensos que los que se observan con el síndrome premenstrual.
Las causas específicas del trastorno disfórico premenstrual se desconocen, a la hora de diagnosticar es necesaria la recopilación de datos en la historia clínica de la paciente, exámenes físicos y evaluación psicológica.
El 75% de las mujeres experimenta molestias emocionales y físicas alrededor del ciclo menstrual, con un impacto leve del síndrome premenstrual, pero cuando se trata de síntomas del trastorno dismórfico premenstrual , son más graves y causan problemas que persisten en el tiempo. Por ejemplo, una mujer con síndrome premenstrual se puede sentir cansada o fuera de sí, con cierta pesadez que le hacen más difícil realizar sus responsabilidades, cuando se trata de síntomas asociados al trastorno dismórfico premenstrual sería incapaz de levantarse de la cama, presentar dificultades para concentrarse o hacer tareas simples.
Existen ciertos factores que predisponen la aparición de este trastorno como el consumo de cafeína en grandes cantidades, el sobrepeso, el consumo de alcohol y la falta de ejercicio físico. Adicionalmente el trastorno disfórico menstrual suele venir acompañado de afecciones psicológicas previas como la depresión mayor o los diferentes trastornos de ansiedad.
Otra de las características de los síndromes premenstruales es la sensación de frustración o mal humor, la sensibilidad emotiva y ganas de llorar a flor de piel. En el caso del trastorno dismórfico premenstrual la persona se maneja con una ira irracional, pelea con sus seres queridos e incluso la euforia puede llegar a destruir relaciones, presentan desesperanza, sensación de inutilidad, entre otros síntomas asociados a un episodio depresivo.
El trastorno disfórico premenstrual viene acompañado de síntomas psicológicos y físicos, algunos de ellos son:
Síntomas psicológicos:
- Tristeza y desesperanza y en casos severos ideas suicidas
- Tensión corporal
- Ansiedad
- Anhedonia
- Sensación de pérdida de control
- Cambios de humor
- Episodios de llanto
- Irritabilidad perseverante
- Atracones de comida
- Dificultades para dormir
- Dificultades para concentrarse
Síntomas físicos:
- Sensibilidad mamaria.
- Dolor de cabeza
- Distensión abdominal y gases.
- Dolores musculares
La mayoría de las mujeres presentan síntomas durante el ciclo menstrual como cólicos, hinchazón, sensibilidad en los senos, cambios de humor, entre otras. Cuando estos síntomas se convierten en un malestar que afecta significativamente las áreas de la vida y el desempeño y desenvolvimiento emocional en general, se trata de síntomas correspondientes al trastorno dismórfico premenstrual.
Los síntomas que experimenta la mujer son más intensos que los esperados durante en el ciclo de menstruación femenino, debido a que la intensidad llega a perturbar a tal punto que interfiere con el funcionamiento personal, social y laboral de la vida de la persona.
Para el tratamiento de los síntomas no hay un parámetro general, ni un medicamento que funcione para todas las personas, sino que se requiere de una atención personalizada que puede incluir antidepresivos, anticonceptivos hormonales, analgésicos y herramientas para el manejo del estrés como la meditación, entre otras medidas de autocuidado.
Tratamiento
En algunos casos, los médicos recomiendan tratamientos médicos como las píldoras anticonceptivas ya que pueden regular y equilibrar los cambios hormonales del ciclo menstrual. En casos más severos pueden recetar antidepresivos.
En el acompañamiento psicológico, se sugiere herramientas para enfrentar adecuadamente actividades estresantes, y practicar ejercicios de relajación, que puedan evitar la irritabilidad y contribuir a mejorar el estado de ánimo. La terapia cognitivo conductual y las terapias de tercera generación suelen ser de gran utilidad para las pacientes.
A nivel físico se recomienda la disminución del azúcar, cumplir con una calidad de sueño adecuada, realizar actividades cardiovasculares como caminar, evitar alimentos y bebidas altos en grasas y contenido calórico.
Dentro de las recomendaciones para abordar y manejar los síntomas se recomienda hacer deporte, caminar, nadar o manejar bicicleta para mejorar la fatiga y el cansancio. También se sugieren los ejercicios de relajación u otras actividades como yoga, meditación o masajes que mejoran la tensión y el insomnio, disminuyendo la sensación de cansancio al despertar.
Otro aspecto que contribuye a la mejoría de los síntomas es realizar cambios en la alimentación, seguir una dieta equilibrada y saludable, se aconseja aumentar el consumo de frutas y verduras, y alimentos integrales que facilitan el tránsito intestinal que a su vez es favorable para el malestar. Se recomienda evitar las alimentos altos en grasas y azúcares, el consumo de alcohol y cafeína.